Los espectáculos, desde tiempos inmemoriales, hacen más agradable el día a día de los ciudadanos de las ciudades de este mundo.
Desde las bellas fiestas del valle de Tebas en el Antiguo Egipto, los odeones (o teatros) de Grecia, y los teatros, anfiteatros y circos romanos a las corridas de toros, los espectáculos teatrales o musicales, y más reciente, ahora mismo, el fútbol.
Pero lamentablemente hay una diferencia abismal hoy en día entre unos y otros.
Mientras que la mayoría del teatro y los espectáculos musicales tienen que medio subsistir con subvenciones y la ayuda de la diputación en la organización de eventos, los precios y los aforos de los toros y del fútbol se disparan.
Mientras que muchos artistas tienen que trabajar para cubrir gastos llevando sus obras por los pueblos de la provincia, es prácticamente imposible encontrar una entrada asequible para asistir a una corrida de toros o a un partido de fútbol.
Y como siempre dijo el refrán: "Lo regalado, ni agradecido ni pagado".
No se respetan a los artistas con el rollo de que no cuesta dinero acceder al teatro para verlos. ¡Ay si la entrada costara 30 o 40 euros, el respeto sería otro!
Hemos evolucionado, han pasado muchos, muchos años, pero la distancia entre el teatro y la música comparada con los toros y el fútbol es insalvable, obviando algunas sagradas excepciones.
Desde estas líneas pido respeto, aunque no pagues una entrada, para toda persona que se suba a un escenario para intentar entretenernos.
El respeto será el secreto de la persistencia en el tiempo de estos espectáculos.
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Con el permiso de mi amiga Juani Mora |
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