Hay tantas cosas que hay que aceptar durante la vida, que la lista se hace muy larga, interminable.
Tienes que aceptar que tus padres no son eternos, que su ayuda y su consejo se acabarĂĄn un dĂa.
Tienes que admitir que posiblemente hermanos, o hermanas también se despidan.
Incluso, y con excesivo dolor, hay que asumir despedir a hijos o a hijas.
En otro orden de cosas, hay que conformarse con envejecer, con hacerse mayor, con perder la lozanĂa, la memoria, etc.
Y también, poco a poco, admitir que tienes menos fuerza, que ves peor, que te duelen mås articulaciones de las que realmente tienes.
Y si tienes problemas fĂsicos graves, peor que peor.
Yo me he conformado con que no voy a volver a ver bien ya jamås, asà como que no tendré movilidad en mi brazo izquierdo como en el derecho, que no podré conducir mås.
Los defectos fĂsicos, las enfermedades, o las secuelas de los accidentes, son limitaciones que se van presentando durante tu larga o corta vida.
Pero...
"Si aceptas tus limitaciones las superarĂĄs, o por lo menos aprenderĂĄs a vivir en su compañĂa."
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