En nuestra vida cotidiana, y muchĂsimo mĂĄs, en la vida polĂtica, cada dĂa es mĂĄs difĂcil que no culpemos a los demĂĄs de nuestros errores, fallos o desmanes.
Es fĂĄcil exonerarse de culpas evacuando los errores en los demĂĄs.
Hay un refrĂĄn muy antiguo que dice:
Siempre es bueno que haya niños; pero este no es el caso.
También en la vida conyugal existe este problema a menudo, el de endosar la responsabilidad al de al lado.
En esta sinrazĂłn en la que se estĂĄ convirtiendo nuestra convivencia, esto ya estĂĄ instaurado definitivamente, tanto por unos como por otros, y al final como decĂa mi añorado y llorado compadre Juanjo, al final leche.
Aquel que culpa a otros tiene un largo recorrido por delante en su viaje; aquel que se culpa a sĂ mismo estĂĄ a la mitad del camino. Pero aquel que no culpa a nadie ha llegado a su destino.
Foto de mi amiga Juani Mora. |
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