Esta es la cruz que nos ha quedado de lastre después de la pandemia.
Es lĂłgico que las visitas sean por citas, pero lo que no es normal es el cĂłmo conseguirlas; ¿Por quĂ©? Porque no hay forma humana de conseguir una cita en condiciones.
Estoy intentando conseguir una cita para la peticiĂłn de la tarjeta de invalidez, y despuĂ©s de dos dĂas llamando me cogen el telĂ©fono, ¡Sorpresa!
Ah, pero no para darme cita, sino para enviarme a asuntos sociales, para que lo gestione; estoy esperando desde el dĂa 8 para que me den cita para pedir cita.
Volvà a llamar a la calle Japón y después de un buen puñado de llamadas me indican que tengo que sacar un impreso, rellenarlo y llevarlo a la Junta a una oficina.
Descargo el impreso, lo relleno, y lo firmo; pero cuando llego al sitio, me preguntan que si tengo cita...
¿Una cita para que me atiendan para pedir una cita? ¡IncreĂble!
Pues al final, si no llega a ser por una amabilĂsima guardia de seguridad, pues no tengo sitio.
Ella gestionó una cita desde su teléfono para el próximo lunes.
Una cita concedida, gracias a la guardia de seguridad, para pedir una cita en otro sitio; espero que el lunes haga efecto la cita y se pueda pedir la otra cita por fin.
¡Pobres las personas que no se hallan con los ordenadores o mĂłviles y que no tengan impresora! Y despuĂ©s ¿"paquĂ©? Eso es lo peor.
¡Vamos a tener que ir a pedir las citas a Frist date, joĂ©!
¡PaĂs!
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