No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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15 marzo 2016

ES BUENO.

Qué bonito era el mundo en las clases de párvulos de las Salesianas con Sor María Victoria!
¡Qué bien lo pasaba jugando a la chista y a las bolas (canicas) en el recreo de los Maristas!
Los amigos del barrio, que aún perduran, se graban a fuego en tus adentros.
¡Cuánto aprendí en esa farmacia de Rossi, gracias por todo, leyendo libros de la biblioteca de la abuela!
Los años del grupo musical, creciendo y creciendo.
¡Qué mal lo pasé en mis años de instituto!, o más bien, del Colegio Libre adoptado mixto, los compañeros muchas veces suelen ser injustos con los que trabajan por un fin.
Buena pandilla durante otros años, amigos que quedan para siempre, los primeros amores de juventud, mucho trabajo y muchas horas de estudio para arañar alguna que otra subida de categoría.
Y la música circulando por las venas, y aunque no, pero sí, siempre hacia adelante.
Conoces gente nueva, pero se van marchando otros, formas una familia, recibes a tus hijos, y sigues despidiendo; la vida es una sucesión de saludos y despedidas.
Y trabajo y lucha y tirar “palante” y perdonar y tragar muchas cosas y la música; en cualquiera de sus palos, si bien prevalece sobre todos el rock and roll.
Y se sigue marchando gente, unos y unas porque el que está arriba los llama, y otras y otros porque así lo deciden.
Y nuevas personas forman parte de tu existencia, e intentas recuperarte de zancadillas físicas y sentimentales, poniendo todo tu empeño en salir adelante; vives cosas que nunca habías vivido, descubres habilidades que no sabías que tenías, cumples sueños, y la música sigue empapando tus sentidos, ¡Qué sería de nosotros sin la música!
Cargado con tantas cosas en la mochila (como diría Elo en su pregón), y más que desearía seguir cargando, se avanza por este camino que es la vida; pero de vez en cuando es bueno, es muy bueno echar la vista atrás para ver lo que eras y en qué te has convertido; sentir si estás orgulloso o avergonzado de tu existencia; descubrir quién mereció la pena y quien no, recordar lo bueno, y lo malo; y examinar si es necesario mutar tu forma de actuar para sentirte en paz contigo mismo.

Es bueno, ha sido bueno echar la vista atrás en mi vida. Pero solo un instante; ahora, de nuevo, toca mirar hacia adelante.

Foto de mi amiga Juani Mora.


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