No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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11 septiembre 2017

A LAS DIEZ, O ANDANDO.

De las personas mayores siempre, siempre he aprendido; ya he dicho que durante muchos veranos, en la calle Lepanto, nos sentĂĄbamos, o por lo menos yo me sentaba, a escuchar a los mayores de la calle, al fresquito de la noche para aprender.
Hoy me han referido una frase que servía de coletilla a un paisano, ya mayor, y harto de esperar a la gente con las que se citaba en la Venta Pazo; lugar espléndido para comer por cierto.
Hace años, no muchos, la Venta Pazo era el centro de los negocios de SanlĂșcar, los que sois de aquĂ­ lo sabĂ©is bien; allĂ­ se reunĂ­an ganaderos, tratantes de tierras, corredores, almacenistas de frutas, propietarios de fincas, directores de banco y empresarios de todo tipo, para cerrar con un cafĂ©, una cerveza o un vino cualquier negocio.
Éste que nos ocupa, era tratante de ganado; y estaba tan hastiado de esperar a gente que decĂ­an llegar a las diez y lo hacĂ­an a las doce; que un dĂ­a tomĂł una sabia decisiĂłn…
Cuando lo llamaban por teléfono para quedar, se limitaba a decir:
-“A las diez en la venta, o andando”.
Y si a las diez y cinco no habĂ­a aparecido el “tal”, Ă©ste echaba a andar y se iba a sus menesteres, que no eran pocos, y el “tal” si querĂ­a verlo, tenĂ­a que ser andando (en los menesteres).
La puntualidad es una de esas virtudes que escasean en estos tiempos, lo mismo que dar tu palabra o el apretón de manos (de eso hablaré otro día).
No obstante, y como dirĂ­a el gran Groucho Marx :

-      Hay personas que, a pesar de ser puntuales, se les nota el retraso.

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