Estoy harto de polĂticos que se creen malos jugadores de tenis, que sĂłlo se dedican a devolver la pelota.
De futbolistas bienpagados que se creen desempleados a los que les resulta una odisea llegar a fin de mes.
De deportistas que se creyeron prĂncipes.
De estafadores que se creyeron superhéroes.
De corruptos que se creen autopistas por donde circula el trĂĄfico de influencias.
De vĂboras que se creen amigos y que cuando te vuelves de espaldas, te muerden en el cogote.
De parejas que traicionan a unos y a otras y encima los visten de limpio.
De jefes que maltratan a sus empleados creyendo que van a heredar la empresa, y al final son incluidos en un ERE.
De hijos e hijas que no respetan a sus padres y madres; y de padres y madres que menosprecian a sus hijos e hijas.
De gente que te da la mano con el guante blanco y tiene las manos sucias.
De los que se creyeron que tenĂan una fĂĄbrica de dinero sin fin.
De los que se creen que son el culo del mundo, cuando solamente son el culo.
De los que dicen que luchan por mantener la paz en el mundo y no dejan al mundo en paz.
De los que se creen Dios, repartiendo hijos al libre albedrĂo, y quitando la vida a otros.
De los que se creen que no dejaran el poder, hasta que la muerte los separe.
De los asesinos que se creen que quedarĂĄn impunes.
De los estĂșpidos que se creen listos, y de los listillos que no dejan de ser estĂșpidos.
Espero no haber hartado mĂĄs a los que ya estĂĄis tremendamente hartos.
Sed felices.
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