¿Cuántos sueños tenemos en nuestra vida?
Por un lado están los que nuestro cerebro crea inconscientemente, esos en los que influye directamente lo vivido en el día, las sorpresas, las ilusiones (casi siempre las imposibles), lo hablado, lo visto en la TV; e incluso según nuevos estudios, lo cenado, o lo almorzado en caso de siesta.
Esos sueños no se pueden controlar, ni por ende las pesadillas que a veces nos atacan dejándonos el corazón el vilo durante el transcurso de la misma.
Soñamos con seres queridos que se fueron, con seres que hace mucho que no vemos, e incluso con el o la que tienes al lado; esos sueños son incontrolables.
Y después están los sueños despiertos.
¡Soñamos despiertos tantas veces!
Soñamos en conservarnos jóvenes, en que nos va a tocar el euro-millón, y por supuesto lo que haríamos con los millones de euros que nos tocarían; soñamos con tener éxito en la canción, en el trabajo, con una chica en particular, con un mozalbete, soñamos despiertos tantas cosas...
El problema está cuanto la persona vive de sueños, no quiero decir que no se sueñe, siempre es bueno tener ilusiones, metas, logros, e incluso deseos, pero no es sano tener sueños necios.
Y lo más importante, la mayoría de los sueños, si no es con trabajo, con dedicación, con laboriosidad o con muchas, muchas ganas, es difícil que se cumplan.
Eso es como el que rezaba todos los días para que le tocara la lotería, hasta que un día Dios abrió el cielo y le dijo:
¡Si quieres que te toque la lotería, por lo menos compra!
¡Pues eso!
"Muéstrame un corazón que esté libre de sueños necios, y te enseñaré a un hombre feliz."
Foto extraída de la página: diariofemenino.com |
No hay comentarios:
Publicar un comentario