Mi padre era una persona muy recta, demasiado dirĂa yo, de Ă©l he aprendido tantas cosas, tantos modus operandi, tanta forma de vivir, que no he tenido mĂĄs remedio que intentar transmitĂrselo a mis hijos.
Un dĂa recuerdo que hablando de las cosas que pasan le dije...
¡PapĂĄ tu eres un anormal!
Y lo mal entendiĂł, se cabreĂł un poco bastante y casi me da, cosa que nunca hizo.
No tuve mĂĄs remedio que explicarle...
Anormal para mĂ es estar fuera de la norma, y tĂș eres especial porque no haces lo que hace todo el mundo, quizĂĄ deberĂa haberle aplicado el adjetivo de especial y no el de anormal. Pero bueno eso ya pasĂł y se aclarĂł.
Si los polĂticos se insultan en el parlamento, si nunca apoyan nada de lo que hace el contrario, es lo normal.
Si con las crisis hay muchos empresarios que se han aprovechado y se aprovechan de los trabajadores, y sin crisis también, empresarios que tienen para todo menos para pagarle a los empleados un salario justo en relación con lo que trabajan, es lo normal.
Que el empleado se escaquee lo mĂĄximo posible para trabajar el mĂnimo establecido, y si puede menos, mejor, es lo normal.
Si me sale un rollo con una tĂa buena o con un tĂo bueno para las chicas, lo normal es aprovecharlo, y pelillos a la mar.
Si te puedo rapiñar algo en alguna cuenta, colarte algo en alguna factura, o timarte en un trabajo que no he realizado y cobrarlo, es lo normal.
Si te hacen un trabajo de albañilerĂa, pintura, reforma y no dejan todo limpio y recogido es lo normal.
Que sea lo que se hace normalmente o habitualmente no quiere decir que sea correcto ni que esté bien hecho.
"Por eso padre, cada vez me enorgullezco mĂĄs de ser un anormal."
Y que conste que no soy un santo.
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