Si le dices a un niño, como padre; y antiguamente como cualquier persona mayor, que una cosa es mala, pues asumirá sencillamente que es mala, y lo mantendrá de por vida, hasta que alguien o algo le demuestre lo contrario, y aún así, seguramente, seguirá siendo malo.
Lo mismo pasa con la bondad de las cosas; si te dicen desde pequeño que esto o aquello es bueno, pues será bueno, aunque quien te lo diga esté equivocado.
La educación, de pequeño, va forjando tu carácter, tu forma de pensar, y por ende tu forma de actuar.
Mi padre era un tío super recto, honrado, no, lo siguiente; y muy estricto en sus convicciones; eso, se te queda impregnado en tu subconsciente y marca también tu forma de ser y tu destino, a veces.
Había cosas con las que me chocaba, pero que después pensando, caía en la cuenta.
Cuando estaba en el colegio y por mor de un catarro, una fiebre, por la garganta, dejaba de ir un día o varios a clase, cuando me ponía mejor, no me dejaba salir con los amigos, no sin antes haber empezado a ir de nuevo al colegio.
Decía que, la enfermedad que te impide ir a colegio, te impide para todo lo demás. Bueno así era.
Y como esa, un puñado más.
Foto de mi amiga Juani Mora. |
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