Instalado en la plaza pĂșblica, un adivino realizaba y se entregaba a su oficio. De repente se le acercĂł un vecino, anunciĂĄndole que las puertas de su casa estaban abiertas y que habĂan robado todo lo que habĂa en su interior.
El adivino se levantĂł de un salto saliĂł corriendo hacia
su casa, desencajado y suspirando, para ver lo que habĂa sucedido.
Uno de los que allà se encontraban, viéndole correr le dijo:
- Oye, amigo, tĂș que te vanaglorias de prever lo que
ocurrirĂĄ a los otros, ¿Por quĂ© no has previsto lo que te sucederĂa a ti?
El adivino no supo qué responder.
Moraleja: No hay que fiarse de aquellos que dicen que pueden
adivinar el futuro de los demĂĄs. Tan sĂłlo pretenden estafarnos y quitarnos
nuestro dinero. Pues el que no busca resolver sus problemas no tiene el
derecho a aconsejar o entrar en nuestra vida.
Foto de mi amiga Juani Mora. |
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