Desde tiempos inmemoriales en la religión católica nos describieron el infierno.
Bíblicamente el infierno es "el lugar y estado de castigo, con fuego eterno es la segunda muerte, para los que rechazan a Dios y a la salvación de Jesucristo.
Algunas versiones de la Biblia utilizan infierno para traducir la palabra hebrea גֵיהִנוֹם (seol) y la griega ηαδεσ (hades).
Lo cierto y verdad es, que desde pequeños, imaginábamos el infierno como una bola de fuego, al igual que en películas y pinturas; y así lo representábamos.
A excepción del genial Michelangelo Buonarroti, autor de, (entre otras obras) la Capilla Sixtina.
En ella, en el fresco correspondiente al Juicio Final, en la parte baja se representa el infierno, un infierno mucho más parecido al vivido en la tierra natal de mi abuelo Eduardo, de donde proviene mi apellido Bou, Massanassa, el pasado día 29 de octubre.
El fuego se hizo agua, al igual que el fresco (basado en la divina comedia de Dante) y el barquero de la muerte, Caronte, llevaba a la gente a través de las aguas del Averno.
El agua en esas tierras valencianas se convirtió en un infierno para muchas personas que murieron y para otras miles que siguen luchando contra el agua y el barro.
¡Un infierno de aguas y barro!
Mi oración para los difuntos, y mi oración y ánimo para los que están inmersos en las tareas de reconstrucción.
Cada político tendrá que aguantar su vela o responsabilidad.
Infierno del Juicio final.(Capilla Sixtina) |
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