Un rosario de doce misterios, a cada cual mĂĄs recĂłndito, mĂĄs escondido, mĂĄs
imprevisible y sorpresivo; con misterios algunas veces dolorosos, otras veces gozosos,
otras luminosos y otras, las menos, gloriosos; vas rozando las veintimuchas o
treinta y pocas cuentas; una a una (tienes todo un dĂa para rezarla), vas
tentando los misterios, uno a uno y sigues indefectiblemente rezando.
No todas las cuentas son iguales, esa es la virtud
de este rosario; cada una de una forma: color, sentimiento o pasiĂłn, pero todas
engarzadas sin soluciĂłn de continuidad; solo, si se quiebra la cadena que une
la Ășltima cuenta del Ășltimo misterio con la primera del nuevo rezo; entonces,
solo entonces, dejaremos de rezar.
La cuenta que estoy acariciando hoy me transmite
dulzura, pero también amargor; a veces me enreda en un pasado aunque despierte
en un presente, me produce gozo y dolor; amor y desamor, frio y calor, es una
cuenta “polisĂ©mica” y como tal, tendremos que rezarla segĂșn la postura y la fe
en nosotros mismos que tengamos, para el rosario que nos corresponda rezar en
cada momento.
Feliz dĂa a todos.
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