¡Y estĂĄ bien de agachar la cabeza, de asentir a todo, de tragar carros y carretas, de seguir andando con las orejeras puestas!
¡Si no estĂĄs conforme, dilo!
Es la Ășnica forma de que tomen conciencia de que estĂĄn haciendo las cosas mal, peor o pĂ©simamente.
Si te tratan mal en el banco, ¡Dilo!
Si te tratan mal en la seguridad social, ¡Dilo!
Si te tratan mal en un bar, o en un restaurante, ¡Dilo!
Si te tratan mal en un comercio, ¡Dilo!
Si te tratan mal en el colegio, ¡Dilo!
Si te tratan mal en tu relaciĂłn de pareja, ¡Dilo!
Si te tratan mal tus padres, o tus hijos, ¡Dilo!
Si te tratan mal tus jefes o compañeros, ¡Dilo!
Si te tratan mal los dirigentes polĂticos, tanto estatales, autonĂłmicos o municipales, ¡Dilo!
En cualquier momento que te sientas maltratado, por Dios, ¡Dilo! Dilo, pero no con protestas de palabra, redes sociales o crĂticas; si es posible, ¡Dilo por escrito!. Es la Ășnica forma en la que los van a reprender.
Ahora bien, si dices todo eso, si denuncias todos esos abusos, no tienes mĂĄs remedio que decirlo tambiĂ©n cuando el trato sea bueno. No solo de crĂticas vive el hombre.
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