Esta mañana fui a sacar un poco de dinero en efectivo del cajero de la CAIXA, entidad donde, como todos sabéis, trabajé parte de mi vida laboral.
HabĂa una importante cola, porque habĂa un cajero, de los tres, averiado. Y ese cajero escuchando.
Delante mĂa habĂa dos mujeres, una joven y otra mĂĄs mayor y estaban tardando demasiado tiempo, eso si es verdad, en realizar la operaciĂłn que estaban haciendo. Y el cajero escuchando.
Cuando se rindieron de intentarlo, se volvieron hacia los que esperĂĄbamos y directamente a mĂ me dijeron:
Imposible, no podemos hacer la transferencia. Y el cajero escuchando.
Señora, le dije, si usted quiere le puedo ayudar con lo de la transferencia. Y el cajero escuchando.
La señora me dijo que no podĂan hacer la transferencia, como dudando que las pudiera ayudar. Y el cajero escuchando.
Le dije: Señora yo he estado trabajando en esta entidad muchos años, si quiere la ayudo. Y el cajero escuchando.
Me contestĂł la señora que no podĂa hacer la transferencia porque la hija le tenĂa que enviar antes una desde otro banco, y la web del otro banco estaba bloqueada.
Nos despedimos, y punto. Y el cajero escuchando.
Cuando me puse delante del cajero y metĂ la tarjeta me sale un letrero en pantalla que decĂa mĂĄs o menos, que no le diera las claves ni la tarjeta a nadie y que hiciera caso omiso si me brindaban ayuda, y asĂ evitar estafas y timos.
¡Coño, ahora se que es lo que estaba escuchando el cajero!
Cuidado que nos escuchan en el mĂłvil, en alexa, en el cajero.
Nos escuchan todos menos los que nos tienen que escuchar. ¡NO A LAS GUERRAS!
Foto de mi amiga Isabel RodrĂguez Camacho. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario