No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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02 septiembre 2016

CADA VEZ ME GUSTA MENOS EL TENIS.

Aunque Rafa Nadal haya dado una lección de esfuerzo ganando una medalla de oro en dobles y luchando por el bronce hasta la extenuación, cada vez me deprime más el tenis. Cuando la genialidad se ausenta, un partido de tenis viene a ser como un debate de investidura para presidente de gobierno. Tu le pegas fuerte a la bola para intentar sacarme fuera de la pista, yo le pego más fuerte aún; tu me tiras una bola larga de corrupción y yo te la devuelvo igual o más larga de lo mismo; tu me haces una dejada de ineptitud a la hora de acabar con el paro, y yo te devuelvo más desempleos; tu me quieres ganar con un lob listado con grandes sueldos y privilegios y yo te devuelvo otro lob contratando a más altos cargos si cabe; tu sirves una bola dura con pensiones de por vida sin haber obtenido cotizaciones como cualquier españolito de a pie y yo te hago un saque importante cobrando dietas y teniendo casas en la capital.
En esto estamos, en dar y devolver sin que ninguno de los contendientes cambie el sistema de juego para ganar el partido, y eso nos lleva a unos inacabables juegos y sets, con muchos "deuce" o "yus" (que es como lo escuchamos todos) que se hacen eternos, casi un año de partido.
Llegará el momento en el que el pueblo se siente en el banco, ese alto que hay en las pistas de tenis, y diga ¡NOOOOOO¡.
Y entonces....., al maestro armero.

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