Muchas veces, cuando algo ha salido mal, nos hemos arrepentido de actos o palabras que hemos pronunciado, quisiéramos rebobinar, pero eso es un "paná"
En otras ocasiones hemos querido rectificar haciendo las cosas de otro modo, buscando explicación al fracaso o intentando justificar la decepción, pero eso también es un "paná".
Nos arrepentimos de no haber terminado una relación cuando no funcionaba bien, e incluso nos hacía sufrir; nos arrepentimos de no haber enviado al mismísimo "carajo" a tantas y a tantos que nos han hecho daño o, simplemente, se han aprovechado de nosotros, pero igualmente es un "paná".
Cuando se va un ser querido, desearíamos volver a atrás para vivir lo que no vivimos con el, para decirle las cosas que después creímos deber decirle, pero sigue siendo un "paná".
Los arrepentimientos solo deben servir para aprender a no caer de nuevo en la misma trampa, en la misma emboscada o en las mismas artimañas.
Jamás se puede retroceder en la vida, como decíamos de niño, !Jamás de los jamases! Y la verdad es que, para atrás, ni para coger impulso.
Aprendí que no se puede ir hacia atrás, que no debería intentarse ni siquiera, y que la esencia de la vida consiste en seguir siempre hacia adelante.
La vida es una calle de sentido único.
Foto de mi amigo Manuel María Pérez. |
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