Está claro que la opción "manos libres" ha dado mucha calidad y seguridad a los que están hablando continuamente por el teléfono móvil, sobre todo si van conduciendo; pero ya llevo un tiempo queriendo escribir sobre eso y ahora ha sido el momento.
El otro día paseando por la calle escuché a un coche (más bien diría una "cocha" por la voz que se escuchaba), la "cocha" le estaba diciendo a un señor que estaba sentado en el asiento del conductor, con el coche aparcado mientras miraba al volante:
-Estoy harta de tanto dinero que le dedicas al caballo, que si tienes que ir a dar una vuelta, que si has de ir a echarle de comer, que si agua, ¿y tu casa?, ¿y tus niños?, ¿y la manutención?...
El hombre permanecía callado y escuchando.
Había otro que estaba cruzando un paso de peatones, y las líneas le decían mientras el tío las miraba:
-Necesito cinco sacos de cemento, cuatro viguetas de dos metros de largo con 12x12 cm. y dos docenas de bovedillas.
Y el hombre escuchaba atentamente a las líneas del paso de cebra.
Y otro ejemplo: Una mesa de bar (que descubrí que era jefa de zona de una entidad bancaria) le decía a la directora, subdirectora o empleada del banco:
-Hoy tienes que hacer tres seguros, un plan de pensiones y tienes que conceder como mínimo un préstamo.
Y la chica tomaba prudentemente su café y su trozo de tostada, que supongo no le estaba sentando demasiado bien.
Y digo yo...
Hay unas cosas que se acoplan a las orejas, y que si se enchufan al móvil de turno, lo silencian y solamente escuchas tú lo que en ese momento te digan, se llaman auriculares.
De los y las que van hablando por la calle dirigiéndose a la pared o al suelo, comentaremos otro día.
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