Nada mĂĄs que eso...
No hay nada mĂĄs que morirse, para que te respeten.
No hay nada mås que morirse, para que tus compañeros te den el sitio que nunca te dieron.
No hay nada mås que morirse, para que tus amigos te echen de menos con cariño, cosa que cuando estabas mal ni se acordaron de ti.
No hay nada mĂĄs que morirse, para que tus hijos te echen de menos, te añoren y se acuerden de ti todos los dĂas.
No hay nada mĂĄs que morirse, para que tu pareja no pare de decir lo bueno o buena que eras, pero que cuando estabas aquĂ no paraba de despotricar de tu persona.
No hay nada mĂĄs que morirse, para que valoren tus creaciones, que cuando las hiciste pasaron realmente desapercibidas.
No hay nada mĂĄs que morirse, para que declaren que eras un genio escribiendo, una genio pintando, una genio componiendo mĂșsica, un genio interpretando; cuando nunca te valoraron, ni leyeron tus libros, ni admiraron tu pintura, ni escucharon siquiera tu mĂșsica.
No hay nada mĂĄs que morirse, para que vayan a verte, pero claro, al cementerio.
No hay nada mĂĄs que morirse, para que se recuerden a diario tus palabras y tus sentencias, cuando en vida, por una oreja les entraban y por la otra les salĂa. No hay nada mĂĄs que morirse, para que te echen de menos"
En fin, para qué vamos a seguir, podemos resumir todo esto en una frase...
"No hay nada mĂĄs que morirse, para no estar vivo"
Pero entonces ya nada tendrĂĄ remedio.
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