Todas las persona tienen ideas y sentimientos, absolutamente todas; las más simples, las más inteligentes, las más calculadoras y las más improvisadoras, todas.
Incluso las que por algún motivo perdieron mucha o alguna parte de su capacidad mental también las tienen.
Y esas ideas o pensamientos pueden decidir hasta lo que puede pasar con tu vida, con tu existencia.
Hace mucho tiempo, casi cuarenta años atrás, mi abuelo Manolo q.e.p.d. yacía en su cama después de la enésima trombosis sufrida.
Parecía que había perdido la consciencia, no atendía a ninguna llamada, ni te miraba, ni hablaba, por supuesto; solo comía y con una dificultad terrible.
Estuvo así una semana, supongo que luchando por su vida, y su cerebro intentaba recomponerse como había hecho en otras cinco ocasiones.
Pero tras la visita del médico la cosa cambió para siempre.
Cuando terminó la visita, el doctor le comentó a mi madre (su hija) en la puerta de la habitación, suponiendo que no lo escuchaba el enfermo:
- Está mal, pero puede salir, mas si sale de ésta, seguramente no se va a volver a levantar de la cama.
Y eso fue definitivo.
Mi abuelo, como era de atrevido y decidido a tirar siempre adelante, se pensaría...
¡Ya quedarse postergado en una cama es demasiado!
Y al poco tiempo empeoró, y por desgracia falleció.
Pienso que hasta las personas más sencillas tienen ideas y sentimientos que nadie puede compartir, y a mayor diferenciación, más debe de sufrir uno por esta causa. (Miles Franklin 1879-1954)
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Foto de mi amiga Juani Mora. |
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