QuizĂĄs serĂa una pregunta que deberĂamos hacer a este personal que pulula por el mundo, por este mundo de Dios, nada mĂĄs que haciendo daño, atesorando dinero y poder, violentando a las gentes, y pisĂĄndole la cabeza a los demĂĄs.
¿Para cuĂĄndo vas a esperar para ser feliz?
En nuestra vida cotidiana: el estrĂ©s, todo el dĂa corriendo para arriba, para abajo.
Trabajo, trabajo, la casa, los hijos, la pareja, problemas, problemas y mĂĄs problemas. Y lo mĂĄs grave es que todos los problemas estĂĄn enfocados con el zum de no saber todavĂa vivir.
¿Creemos que tendremos dos vidas, o tres, o mĂĄs acaso?
Vivimos en una espiral de cosas vanas que al final no nos llevan a ningĂșn sitio, y dejamos escapar los dĂas, las horas, e incluso los minutos que realmente merecen la pena vivir.
Y cuando nos damos cuenta...
La rodillas crujen, todo te duele, ves mal, el pelo brilla por su ausencia, la vitalidad se esfuma como el gas de una gaseosa abierta, la fuerza se desinfla como un globo de feria y te vas apagando.
Vas dejando pasar la vida, como si luego tuvieras otra, y no me refiero a la vida eterna, sino otra aquĂ en la tierra.
Los chinos, una de las culturas mĂĄs sabias de la humanidad, tienen un proverbio que lo dice todo:
¿Tenemos dos vidas? La segunda empieza cuando aprendes que solo tienes una.
Hay mucha gente que hemos empezado la segunda vida. Es hora de que empieces tĂș tambiĂ©n.
Foto de mi amigo Manuel MarĂa PĂ©rez Cano. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario