No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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13 enero 2018

EL ARGOT TAURINO.

Muchas de las expresiones con las que nos comunicamos hoy en día, provienen directamente del mundo del toro; esos primeros toreros Pepe Hillo, Cúchares, Lagartijo; Joselito, Belmonte, etc. dejaron en nuestra lengua multitud de frases hechas, a saber de algunas:
¡Coger el toro por los cuernos!, ¡Hasta el rabo todo es toro!, ¡Saltárselo a la torera!, ¡Que no te coja el toro! y muchas más de las que podríamos hacer un glosario.
Pero hoy me quiero referir a una frase, la que hasta hace un rato, no he relacionado con el mundo del toro, y mira que la he escuchado veces, y mira que he estudiado cosas del toreo.
Mi hijo Jesús, canta mañana en el gran Teatro Falla de Cádiz, con su comparsa Cazagigantes; y como bien dice el refrán: De tal palo, tal astilla.
Cuando algo importante en mi vida tenía, tiene o tendrá que sucederme, los prolegómenos son los  que me matan; con la espera, se apoderan de mi los fantasmas, el miedo, y sobre todo la responsabilidad, y si esa responsabilidad conlleva, que lo que yo haga o diga, o como en este caso cante, deba ser parte del éxito o fracaso de un grupo, todavía peor; y así supongo que estará mi infante.
Me acuerdo, hace tiempo, que el mozo de espadas de Juan Antonio Ruiz Espartaco, Domingo Román, me decía que en la habitación del hotel, donde los toreros peor lo pasan, le ponía tres trajes de torear, cada uno en una silla, para que Juan se entretuviera en pensar cual de los tres decidía ponerse, para que así se le olvidara un poco la responsabilidad de la tarde.
Pues nada hijo, tendrás que intentar desviar tus pensamiento a otro sitio y olvidarte un poco del domingo por la noche.
Aplicando el dicho que antes comentaba, te conmino: ¡Ya estás en capilla!, esa a la que entran los toreros en las plazas justo antes de hacer el paseillo, de ahí la frase.
Pues si, ya estás en una capilla, ya sabes muy bien lo que tienes que hacer en ella.
Se abrirá el telón, y empezarás a cantar, todo fluirá sin problemas, como le pasa a los buenos toreros, el miedo se quedará en la capilla y si me apuras en el hotel.
Te acompañaremos los que están y los que no están, para darte toda nuestra fuerza.
¡Ea, a torear! ¡Y no dejes de soñar dentro de tu sueño!

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