LA PESTE.

Viendo la tan traída y llevada serie anunciada rimbombantemente por Moivistar TV, aparte de no estar muy conforme con el sonido que tiene, se me han venido a la mente otras pestes.

Esas cosas que ya huelen tan mal en esos juzgados; y uno, y otro, y el de la moto, y todavía más; y más dinero perdido.

La palabra lo dice, las cosas que están corruptas lo que hacen es oler mal, por eso cada vez huele peor en este país; no se dónde acabará esto, pero la epidemia sigue creciendo.

Salen apestados de todos los rincones del país, de cualquier recodo de las autonomías, de los ayuntamientos, uffff, cada vez huele peor.

Altas esferas, bajas esferas, medias esferas, la peste se ha ido instalando definitivamente entre nosotros; y como en la serie, los gobernantes, como en Sevilla en esa época, se preocupan de esconderla, para hacer creer que no existe, para beneficio de unos pocos de las riquezas que estan por entrar.

Hay cosas que ya huelen mal en muchos sitios, en administraciones, en abastecedores, en suministradores, en contratistas, contratadores de eventos, pero sobre todo en la política.

¡Qué mala es la política!

Esta podredumbre actual, esta peste con la que convivimos diariamente, al igual que la del siglo XVI, es altamente contagiosa; en el momento que uno, o una, toca un billete que no le corresponde le sale la primera pupa en el dedo, y ya está apestado; y lo peor de todo, es que sigue contagiando a todo el que se acerque, sin pudor, sin miedo.

La situación actual se parece tanto a la serie de TV, que incluso se propaga a través de las ratas, y de esas hay tela; y siempre son las primeras que abandonan el barco.