Toda la mañana entrando agua en el bidĂłn, dada la escasez que presidĂa el dĂa a dĂa, era la Ășnica forma de tener acumulado un poco de ese bendito lĂquido para cuando llegara definitivamente la sequĂa y asĂ evitar los cortes. Cuatro imbĂ©ciles, por no llamarlos de otra forma, tuvieron la reluciente idea de volcar un bote de tinta dentro del aljibe inutilizando el agua tan escasa, para el uso y consumo del resto del pueblo; el abuso de cuatro, implicĂł la restricciĂłn de muchos conciudadanos.
Los habitantes de la gran ciudad se preocupaban por cumplir las normas de seguridad para evitar contagios de la enfermedad, todos usaban el preservativo; varios "valientes" empezaron a tener relaciones desprotegidos y desprotegidas y eso conllevĂł la infecciĂłn de unos y de otros y los abocĂł a tener que visitar diariamente los hospitales para ser curados.
Lamentablemente, por el abuso de unos pocos, sufrimos la mayorĂa un sinfĂn de restricciones; el abuso en nombre de la libertad, o mĂĄs bien del libertinaje, haciendo lo que les viene en gana, conlleva una merma importante en las libertades del resto.
El abuso y el despilfarro de algunos polĂticos ha conllevado toda esta sarta de recortes que llevamos a cuestas.
El abuso en subidas de sueldo indiscriminadas de algunos de los que nos gobiernan, conlleva la insignificante subida de los sueldos y pensiones del resto de ciudadanos.
El abuso en la falsedad de enfermedades para cobrar una pensiĂłn, ha conllevado que quien realmente se merezca esa invalidez, tenga que sudar sangre, sudor y lĂĄgrimas para conseguirla, si la consigue.
El abuso de unos pocos, que no cuentan nunca con los demĂĄs; y la dejadez del resto por no denunciarlos, conlleva dejar sin argumentos a los que protestamos por las restricciones.
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