Cuando te emborrachas para intentar olvidar: un dolor, un error, o un engaño, en un momento determinado, "olvidas"; olvidas por unos instantes, mientras dura la cogorza, y una vez que duermes la mona y despiertas resacoso, vuelves bruscamente a la realidad.
Cambiando a un tercio mĂĄs serio, lo mismo le puede pasar a las personas que dedican casi toda su jornada a cuidar de un familiar que estĂĄ bastante enfermo; estĂĄn como embriagados con los, o las que atienden; todas las horas que le dediquen a esa persona les parecen pocas y su vida gira alrededor del enfermo o de la enferma. Cuando lamentablemente fallece el cuidado o cuidada, esa persona vuelve de golpe a la realidad, en cuanto se levanta al dĂa siguiente, y mira a la habitaciĂłn vacĂa sin encontrar respuesta, difĂcil esa vuelta.
Supongo que Patricia y Ăngel (padres de Gabriel) habrĂĄn deambulado completamente borrachos de dolor, durante quince dĂas, imbuidos en un sopor insomne buscando a su chaval; sospecho que como estarĂan Juan Carlos y Diana (padres de Diana Quer); parecidos sentimientos tendrĂa Ruth (madre de Ruth y JosĂ©) ya que su puñetero padre fue el que le empinĂł la botella, para que Ruth bebiera la hiel del dolor , hasta la Ășltima gota.
Todos, a las veinticuatro, cuarenta y ocho o algunas horas mås, han tenido que volver irremediablemente a la realidad de la ausencia obligada de sus hijos; han despertado al mundo real del dolor, pero mås desangelados, añorando un amor que nunca serå reemplazable.
Si volver a la realidad es duro, en algunos casos durĂsimo, estar en una continua "borrachera" de desconsuelo durante nueve años consecutivos debe ser horrible; te conviertes en un alcohĂłlico de la aflicciĂłn y llegas a vivir sin vivir en tĂ (parafraseando a Teresa de JesĂșs)
Se agregan la familia, los amigos, los camaradas de trabajo para acompañar, pero Antonio del Castillo y Eva siguen vagando por el mundo en una existencia no real, por mor de uno o unos que en vez de corazón, anida en su pecho una serpiente infernal que solo les sirve para bombear una sangre oscura que les inunde los sentidos.
Descansa en paz "pescaito", Ruth, JosĂ©, Mari Luz, Marta y los miles como vosotros que se perdieron en las frĂas aguas, te habrĂĄn recibido hace unos dĂas en el limbo de la esperanza; esperanza para tus padres, para que no les resulte tan horrible volver a la realidad; esperanza para que Antonio y Eva tengĂĄn algĂșn dĂa la "dicha" de volver definitivamente a la cruda realidad; es doloroso estar tan horriblemente mal, que por muy tormentosa que sea la realidad, es mucho mejor que estar continuamente "borrachos".
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