No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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08 marzo 2018

SON DE CAMPO.

El otro día, el coche en el que iba, intentó entrar en la calle donde vivo para ir a mi casa; llevo mucho tiempo diciendo al Ayuntamiento que en el aparcamiento acondicionado para minusválidos que hay en la esquina de mi calle, aparca una mayoría sin minusvalía, para ir a la farmacia; la solución que le han dado es pintar de amartillo la otra acera, donde por cierto, los que vienen a la farmacia o para recados varios, se sienten  más felices que unas perdices porque tienen dos sitios donde aparcar, en vez de uno, no ocupados constantemente. A la hora de salir de la calle, es otro poema, porque hay que buscar a los o a  las que están aparcados en las esquinas.
Por la capital, tres cuartos de lo mismo, en una calle de 400 metros todas las mañanas hay más de cuatro furgonetas o coches con el intermitente doble ocupando el carril derecho; en otras ocasiones, cuando vas a salir desde donde tienes aparcado el coche; y, o tienes uno delante con el freno de mano echado, o bien está tan pegado a la puerta del conductor que tienes que abrir la del acompañante como puedes, quitar la marcha y freno y empujar el coche hasta afuera; en las esquinas, en doble fila, en espacios reservados para minusválidos, encima de las aceras, en fin donde a los conductores y a las conductoras les de la real gana. 
Una señora, la otra mañana, tuvo todo el arte del mundo; cuando fue a coger su coche, que había estacionado bien, para ir a desayunar, se lo encontró bloqueado por una camioneta de limpieza de jardines, empezó a pitar para avisar al conductor para que  así le retiraran el coche; mientras esperaba me decía...
-¡Este tiene que ser de campo!
Sorprendido por la aseveración intempestiva "mañanera" de la susodicha señora, le inquirí intentando acaparar la sabiduría que emanaba de esas palabras...
-¿Cómo puede usted saber que es de campo? ¿Lo conoce o la conoce?
A lo que la dama, ya desayunada, me contestó:
- Se que es de campo concienzudamente, los y las de campo, siguen al pie de la letra el refrán agrario:
¡Como soy de campo, aquí me planto!
Y así es como aprendí a distinguir entre los que son de "campo" y los que son de "ciudad".
Anda, anda....con todos mis respetos a los que viven o trabajan en el campo, no tiene nada que ver con ellos, la dama solo buscaba una rima con "me planto"; supongo que será un dicho más bien antiguo, pero tuvo gracia.


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