No se si recordĂĄis la entrada del otro dĂa en la que hablaba del carril de los tontos. Pues bien, el domingo vi una pelĂcula bĂșlgara "UN MINUTO DE GLORIA"; el protagonista, Tzanko Petrov, en vez de circular por el carril de los tontos andaba deambulando por el raĂl de los tontos.
Este pobre hombre trabajaba en lo que aquĂ serĂa la RENFE, pero en Bulbaria y antes de ser privatizada; mal vivĂa en una casucha con algunos animales que cuidaba en el corral de la misma, y todas las mañanas se ponĂa el reloj que le regalĂł su padre grabado, cogĂa su mochila, su botella de agua y una llave fija que por lo menos deberĂa ser del veinticinco; salĂa a la vĂa del tren y echaba a andar por en medio de la vĂa; iba tocando los tornillos que ajustaban las traviesas con esa llave de por lo menos un metro de larga; tocaba y escuchaba todos los tornillos a su paso; los que a su oĂdo sonaban mal ajustados los apretaba fuertemente con la llave con la que cargaba.
Cuando pasaba por algunas vĂas, veĂa a compañeros robando combustible de las mĂĄquinas que estaban paradas, pero Ă©l continuaba su paso cansino, ya lo habĂa denunciado hacĂa tiempo y nadie le hizo caso.
Continuaba su periplo, al cabo de un rato andando, se encontrĂł una bolsa repleta de levs, habĂa casi un millĂłn de levs, y tuvo la ocurrencia, como hubieran tenido todos los tontos del carril de entregar el dinero al Gobierno; el ministro loo recibiĂł para hacerle un homenaje y para ello le regalaron un reloj que adelantaba, quitĂĄndole el que llevaba, regalo de su padre; lo hicieron famoso en un minuto; el ministro le preguntĂł que quĂ© podrĂa hacer por Ă©l, a lo que Tznako le contestĂł que le gustarĂa que le pagaran los tres meses atrasados que le debĂan a todos los empleados. El ministro contestĂł, como podrĂ©is comprender, que no era el momento para ello.
Un mĂsero minuto de gloria, por el que despuĂ©s se vio envuelto, por un periodista, en un lĂo tan gordo que definitivamente saliĂł para siempre del carril de los tontos.
Es una pena, como decĂa el otro dĂa, que los que hacen las cosas debidamente, con moral, honestidad y cumpliendo su deber, al final salgan de ello literalmente "trasquilados".
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