Hoy quiero hacer esta reflexiĂłn, no se si estarĂ© acertado, o bien meterĂ© la gamba como todo mundo de Dios hace en algĂșn momento, pero asĂ me sale y asĂ lo escribo.
Creo que en lo que tanto nos preocupa respecto a las pensiones, hay mucha tela que cortar, demasiada, y asĂ como estallĂł la burbuja inmobiliaria, esto mĂĄs tarde o mĂĄs temprano tenĂa que explotar.
En primer lugar, cuando se empezĂł a pagar la vejez, supongo que la caja de pensiones nacerĂa deficitaria, porque los que empezaron a cobrar en aquellos tiempos nunca cotizaron para ello.
También tenemos el problema de las mujeres, que tan arduamente y durante tantos años, trabajaron en casa para criar a sus hijos, y mientras, nadie cotizó por ellas.
Durante toda la existencia de las pensiones, Ă©stas se han ido pagando con la cotizaciĂłn de los que en ese momento estaban trabajando, lo que ellos cotizaban para su pensiĂłn no estĂĄ guardado, por lo que, lo que coticen los que ahora trabajan, deberĂĄ servir para pagar las pensiones actuales. Pero ¡Ay!, ahora se cotiza bastante menos, porque los sueldos son bastante mĂĄs bajos que hace años y hay menos trabajo fijo.
AdemĂĄs hay que añadir el derroche de dinero pĂșblico que hemos sufrido en los Ășltimos treinta y tantos años, eso ha mermado muy mucho la capacidad para que el estado se pusiese al dĂa en el atraso de las pensiones.
El cuento de la hormiga y la cigarra, cuando la bonanza estaba instalada en nuestras vidas, quienes regĂan nuestros destinos, no previeron que debĂan guardar para cuando las vacas flacas camparan a sus anchas.
Y lo mĂĄs importante, la sanidad; el gasto en este epĂgrafe, tambiĂ©n se multiplica constantemente, hay mĂĄs esperanza de vida, y por tanto mĂĄs enfermedades a las que hacer frente durante mĂĄs tiempo; y eso tambiĂ©n afecta directamente a las pensiones.
Pudiera ser que fuera necesario la separaciĂłn de la sanidad y de las pensiones, quizĂĄ fuera factible que se solicitara un crĂ©dito al BCE, como se hace para afrontar algĂșn rescate, y se aporte ese dinero a la hucha de pensiones con objeto de ponerse al dĂa de los atrasos acumulados durante lustros, pagando este prĂ©stamo paulatinamente en años sucesivos a cargo de los presupuestos.
A partir de ahĂ, que las pensiones se surtan de lo aportado en esta nueva etapa.
Eso sĂ, sin trabajo digno y bien remunerado para que puedan cotizar, los que ahora trabajan, no hacemos nada.
¡Esto es una pescadilla que se muerde la cola, por Dios!
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