Queridos hijos:
El dĂa que ya no pueda mĂĄs ir hasta vosotros, no os olvidĂ©is de venir a mi.
Sin un dĂa yo ya no recuerdo vuestro nombre, venid y recordadme quienes sois vosotros.
Si otro dĂa ya no puedo expresar mi orgullo y amor por vosotros, recordad que en mi alma nada de eso se perdiĂł.
Recordad pues, que sois y seguiréis siendo la parte mås importante de mi vida.
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