Hemos escuchado mil veces que el poder corrompe, y la verdad es que es posible.
Muchos se despiporran cuando tienen poder, y lo cierto es que parecieran que no tienen vergĂŒenza.
Y lo malo, es que el abuso de poder conlleva situaciones lamentables en todos los estratos de la vida.
En casa, con padres abusones, con parejas represoras, pasando por el cole con los clĂĄsicos acosadores o "bullies", y mĂĄs tarde en el trabajo, con muchos jefes explotadores que juegan, a veces, con la salud de algunos empleados; y sobre todo, algunos acaudalados y muchos polĂticos, que se creen dioses, y que piensan que nunca van a caer del pedestal.
Pero no equivocaros nunca, el tener poder como padres, parejas, compañeros de colegio, jefes de trabajo, ricos, poderosos o polĂticos no equivale a ser un corrupto por la naturaleza de lo que seas, como bien dirĂa Antony Hopkins...
"El poder no cambia a las personas, solo les quita la necesidad de fingir. El justo protege, el ambicioso abusa, el inseguro se vuelve tirano. No es el poder el que corrompe, es el verdadero rostro de cada uno el que emerge cuando ya no hay miedo a las consecuencias". (Antony Hopkins Gales 1937).
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Foto de mi amiga Juani Mora. |
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