Quiero opinar, como minusválido que soy, sobre las obras y normativas de las calles y locales, en razón a los minusválidos.
Quiero decir, que no, digo bien no, todos los minusválidos son las personas que van en silla de ruedas.
No son criticables las normas para el acceso de esas personas a las calles o a los locales, pero, por favor, arquitectos municipales, tengan en cuenta a los otros tipos de minusvalías aunque sea en la señalización.
Y pongo un ejemplo...
Esta mañana he intentado entrar en un local por aquí, por donde vivo, un local de reciente apertura, que según me ha dicho la dueña, cumple todas las normas; para entrar tenía una rampa de aproximadamente un metro de largo que se adentraba más de la mitad de ese metro dentro del local, rampa con la misma solería.
Yo ando con un bastón por el tema del equilibrio y de mi vista, por cierto, muy torpe; cuando voy a entrar en el local, piso con la seguridad de estar pisando sobre suelo recto, y casi empotro mis narices contra el mostrador del comercio por el traspiés.
Creo que minusvalías tenemos muchos minusválidos, pero no todos los minusválidos son iguales.
Y si quitar barreras, implica erigir barreras para otras personas, es lo mismo que el refrán, tu libertad acaba donde empieza la mía.
Pido a los diseñadores de espacios públicos que tengan en cuenta a todo tipo de minusválidos, no para que hagan nada en especial, pero sí para que lo que hagan para otros, no perjudique a los demás, o por lo menos señalizar.
Firmado:
Un minusválido.
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Foto de mi amiga Toñi Domínguez. |
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