Las palabras homógrafas, son las que se escriben y se pronuncian igual que otras, pero que tienen un distinto significado.
Como ejemplo pudieran servir:
Amo (del verbo amar) y amo (dueño).
Clavo (punta de metal) y clavo (especia)
Copa(trofeo) o copa (vaso con pie) y también copa (brasero)
Diestro (que hace las cosas con la derecha), diestro (habilidoso) o diestro (torero).
Muñeca (juguete) y muñeca (huesos del principio de la mano)
Metro(medida) y metro(transporte urbano).
Y las que nos ocupan, que no son totalmente homógrafas, porque, si bien se escriben igual, el acento determina una pronunciación diferente:
Mísero: Que vive en un estado de pobreza extrema, persona muy desgraciada e infeliz, en la miseria.
Misero: Que gusta de oír muchas misas Y sacerdote que no tiene más retribución que el estipendio de las misas.
Paradógicamente, el segundo significado de misero (sin acento en la í) y que dice...
-"Sacerdote que no tiene más retribución que el estipendio de las misas"; si los muchos curas tuvieran que vivir con los óbolos que depositamos en los cestillos a la hora del ofertorio, para los pobres a los que asiste la comunidad o para el mantenimiento de la misma parroquia, y que es la compartición de los bienes según el Misal romano; y, además, con el cobro de bodas, bautizos y comuniones, cada vez menos frecuentes, seguramente serían míseros, a la vez que miseros.
Qué curioso es nuestro lenguaje, qué rico en vertientes por donde caminar, y cuántas curiosidades aparecen de vez en cuando por estas páginas.
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