¡Ay el amor!
Se ha hablado tanto del amor, de su preciosidad; de, en algunas ocasiones, su "acarajotamiento", de dar la vida por uno, o una; de ser fieles hasta la muerte, de compartir una vida juntos, de mirar siempre a través de ojos del otro/a, de amar en la salud y en la enfermedad, de hacer feliz a quien tienes al lado.
Todo eso es cierto, todo es verdad, pero no siempre es así.
Cuando eres tú solo/a el o la que amas, la cosa cambia.
Cambia porque "El amor es darle a alguien el poder de herirte, y confiar ciegamente en que no lo haga"
Entonces, amando a alguien le das todo el poder para herirte, para hacerte sufrir, para hacerte la vida muy difícil, si el o ella lo quieren así realmente.
Y no me refiero solo al amor de parejas, también existe esta entrega en el amor de padres/madres a hijos/as; en el amor de hijos/as hacia padres y madres, en el amor entre amigos/as, compañeros/as, y un mil etcéteras.
Cuando se ama de veras y te entregas cien por cien a la persona que amas, es cuando estas verdaderamente en riesgo de resultar herido/a.
Entonces, pudiera ser, que el amor sin riesgo, sería el amor correspondido, cuando a quien amas te ama, jamás pensará en hacerte daño, así como tú tampoco lo desearías para el/ella.
Pase lo que pase, ames lo que ames, quieras lo que quieras, nunca hagas daño, porque eso ya no sería de no amar, sería de ser un/a hijo/a de mala madre, y creo que a nadie le gustaría ese descalificarivo.
Pase lo que pase, ames lo que ames, quieras lo que quieras, nunca hagas daño, porque eso ya no sería de no amar, sería de ser un/a hijo/a de mala madre, y creo que a nadie le gustaría ese descalificarivo.
Es genial, este artículo, también es duro, ya que convierte al amor, que siempre hemos considerado algo maravilloso. En algo que sin dejar de ser maravilloso, es sumamente arriesgado.
ResponderEliminarMuchas gracias.