Gracias a Dios he podido cenar y almorzar con mi madre el 24, el 25, el 31 y el primer dĂa del año; y cada dĂa de pasa la conceptĂșo como increĂble.
Con ochenta años, en diĂĄlisis cada dos dĂas, con mĂĄs huesos rotos que huesos hay en el cajĂłn de los deshueses del almacĂ©n de aceitunas que dirige mi amigo Antonio Escamilla en Umbrete.
Que si "parriba", que si "pabajo", que si plato para acĂĄ, tenedores y cucharas para allĂĄ...
-¡MamĂĄ estate quieta y siĂ©ntate un poco!
-Si me siento, después me duele todo!
Tapeo, sopa, carne, postre y pum, y pum, y pum, y que no para oye.
Anoche, cuando me acostĂ© se me pasaron por la mente todos los ratos de estos dĂas que son raros pero intensos e inolvidables; recordĂ© a mi madre de joven , cuando yo era un niño, cuando empecĂ© a tener uso de razĂłn, y me quedĂ© dormido alucinando en colores.
Mi madre, Encarnita la del motorista, se levantaba a las seis y media de la mañana; recuerdo que la cocina era de carbĂłn; y se empezaba, despuĂ©s de encenderla, a calentar agua para la colada, colada en lebrillo de barro con rascador, rasca que rasca a maja y martillo; el suelo, de ladrillo rojo, lo limpiaba de rodillas, metro a metro, esquina a esquina, y tenĂa la casa como una patena.
DespuĂ©s habĂa que cocinar la comida, haciendo malabares con el poco dinero que entraba en casa, y Ă©ramos cinco, pero comĂamos todos los dĂas: desayuno, almuerzo, merienda y cena (suerte para nosotros); hacer las camas, recoger la ropa, las gallinas, el retrete, ¡OfĂș, ofĂș, y otra vez ofĂș!
Fregar los platos, recoger la cocina, recoger la ropa tendida, planchar con plancha de carbón, preparar la cena, ponernos los pijamas, y acostarnos; y después a coser, a reparar los rotos y a hacer alguna ropa.
Y todo eso con un taller de bordado con chicas aprendiendo a bordar.
Una mujer no tiene que hacer cosas de hombres para estar al mismo nivel que los hombres, o superior....
¡Porque mi madre tuvo, tiene y tendrĂĄ dos "colones" bien puestos!
Y siempre con buen talante aunque le duela.
Y que dure mucho tiempo conmigo.
¡Porque mi madre tuvo, tiene y tendrĂĄ dos "colones" bien puestos!
Y siempre con buen talante aunque le duela.
Y que dure mucho tiempo conmigo.
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