No entiendo cĂłmo hay tanta gente, mujeres y hombres que no miran de frente a sus responsabilidades, a sus compromisos, a sus deberes como padres, madres, hijos e hijas.
No comprendo cĂłmo hay tantos empleados que se echan por la espalda las obligaciones correspondientes a sus puestos de trabajo, a su cometido, a su tarea.
No adivino cĂłmo hay tantos y tantas que se deben de entregar al pueblo y sĂłlo piensan en su beneficio, sus ingresos (muy buenos por cierto) y su posibilidad de tener poder (y ya sabemos lo que conlleva el poder)
¿Es o puede ser una utopĂa levantarse por la mañana, abrir la ventana, dirigir la mirada al cielo, y recibir la energĂa del sol dando la cara a la vida misma?
Si no te levantas comprendiendo cual es tu misiĂłn en esta tu existencia (y no me vale "vivir lo mejor que pueda haciendo lo menos posible") nunca podrĂĄs afrontar el dĂa con garantĂas de Ă©xito, Ă©xito para tĂ y Ă©xito para los que te rodean.
Se que es difĂcil, quizĂĄs a veces muy difĂcil, comportarte segĂșn las normas establecidas (sin infringir la ley, sin hacer daño fĂsico o moral a los que conviven contigo, haciendo todo lo posible por hacer a los que te rodean la vida mĂĄs fĂĄcil), pero es lo que toca, lo que creo firmemente que hay que hacer es seguir ese refrĂĄn tan antiguo que proviene de la marina, y se refiere a que cada palo del barco debe de aguantar la vela que tiene amarrada a el; unos/as mĂĄs grandes y otras/os mĂĄs pequeñas.
Pues eso...
"Que cada palo aguante su vela"
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