Las ausencias son dolorosas, pero mĂĄs dolorosas son las ausencias antes de las ausencias, y me explico.
¿CuĂĄntas veces se te ha venido a la memoria quĂ© dirĂas a tu padre, o a tu madre, si estuvieran aquĂ? ¿O quĂ© harĂas por ellos o con ellos?
Son frases, gestos, ademanes, besos, agradecimientos, caricias, que se perdieron en el tiempo porque nunca ocurrieron; se esfumaron en la memoria porque jamĂĄs tuviste la oportunidad de hacerlo, y cuando te diste cuenta...
Paseos por el campo charlando, conversaciones sobre la vida, esa de la que tanto saben los mayores y que los jóvenes van aprendiendo poco a poco; conforme que tienen que equivocarse para aprender, pero también es necesario escuchar para hacerlo; pero cuando te diste cuenta...
Te percatas de que eres un sosĂas, que hay tantas cosas iguales entre vosotros, tanto de padres como de hijos, pero cuando te das cuenta...
Las ausencias de las parejas, las ausencias de los hijos, la ausencia de los hermanos, no nos damos cuenta de que los tenemos al lado, que no nos pertenecen, pero que podemos disfrutar de ellos y ellas mientras existan ellos/as o nosotros mismos.
Realmente no te das cuenta de lo que pasa hasta que no llega una ausencia relevante, haces todo lo posible por aprovechar el tiempo con los que tienes alrededor; la existencia es efĂmera, y tienes que llegar a darte cuenta que la gente que mĂĄs te quiere, que mĂĄs te aprecia, que lo darĂa todo por tĂ, en un porcentaje muy elevado son los de tu propia sangre o la gente que te ama de verdad; pero cuando te das cuenta...
"Cuando empieza a notarse la ausencia, siempre es demasiado tarde".
Foto extraĂda de la pĂĄgina: mataderomadrid.org |
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