Querido Pepe:
El lunes hará treinta años (ofú) que estaba yo igual que tú estás ahora, en capilla, como los buenos toreros.
Son momentos muy duros, y más sobre todo, para ti que llevas tanto tiempo esperando.
Solo deseo que la pandemia te haya dado más solera y más capacidad de sufrimiento si cabe.
Artista eres, y en artista, de otra materia, te convertirás mañana para el resto de tus días, y ten presente que el buen toreo siempre se hace despacio.
Cada hoja que pases, que sepas que es una hoja que ya no le vas a leer más a Sanlúcar. (Como diría Carlos Herrera)
Por eso, disfruta: cada hoja, cada palabra y cada momento, muy despacio, saboreándolo.
Celebra la dicha de ser pregonero de la Semana Santa de Sanlúcar la Mayor (ya mañana vas a serlo por fin después de tres años), gózalo con tu familia y con tus amigos, te deseo uno de los días más felices de tu vida.
Para el Domingo de Pasión, lo mejor, y en especial "suerte"; no te voy a decir lo que te dicen todos los que no se han subido a un atril en su vida: - Mucha suerte, aunque sé que a ti no te hace falta...
¿Que no te hace falta?
Pues claro que te hace falta, siempre es necesario tener mucha suerte para que todo salga como tu lo has soñado.
Te voy a robar una sonrisa...
Cuando terminé mi pregón e hice el ademán de bajarme de la tarima del atril, perdí pie con el derecho y por poco doy con todos mis huesos en el escenario.
¿Te imaginas?
Pues ese es el tema, tuve mucha suerte.
Como diría mi amigo y presentador hace treinta años, Rafael Sousa:
- Pepe ¿Estamos puestos?
-¡Pues a esta es!
Un abrazo y confía en Ella.
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