Hace
tiempo me asomé a este blog para hablar de los saludos.
Comentaba
que en la calle, de mañana, era difĂcil que la gente joven te saludara, te
diera los buenos dĂas cuando pasaban a tu lado; comentaba que los mĂĄs mayores
sĂ lo hacĂan, y era gratificante.
Pero
hoy en dĂa, la cosa estĂĄ cambiando, los mayores, hartos de dar los buenos dĂas
todas las mañanas y hastĂos de recibir “la callada” por respuesta, poco a poco,
dĂa a dĂa estĂĄn mutando.
De
hace un poco de tiempo a esta parte, cada vez que me cruzo con alguna persona
mayor, Ă©sta me mira fijamente, desde unos metros antes del llegar al encuentro,
tan detenidamente me dirige la mirada, que mĂĄs bien pareciera que estuviera
pidiendo que los saludara.
Le
dices:
-Buenos
dĂas.
Y
rĂĄpidamente te contesta con una sonrisa que le ilumina la cara.
La
otra mañana probé en mirar y no saludar, la persona a la que le tocó el test,
pasĂł por mi lado, me siguiĂł mirando, y al pasar, bajĂł la mirada al suelo con
ese rictus triste que dibujan en la cara las decepciones.
Si
hemos de esperar que nos deseen los buenos dĂas para nosotros hacĂ©rselo a los
demĂĄs, mal vamos.
Si
lo que te pide el corazĂłn es desear los buenos dĂas a las gentes que te cruzas
en el camino y no lo haces porque lo mĂĄs probable es que no te contesten, pues
no hagas ningĂșn favor, no creas en nadie, no colabores con nada, y asĂ
sucesivamente…
Buenos dĂas!!
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