No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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12 diciembre 2018

¡ACHUMARÍA!

Nuestros antepasados, de hace miles de años, ya eran supersticiosos y el acto del estornudo lo tenían catalogado en un baremo que indicaba si era de mayor o menor gravedad, dependiendo del momento, del día y del lugar en el que se producía.
Estaban convencidos que el estornudo era un medio por el que los malos espĂ­ritus y las enfermedades podĂ­an colarse en nuestro cuerpo, por lo que al escuchar un estornudo los presentes exclamaban cosas como:
- ¡Que JĂșpiter te conserve!
- ¡Que ZĂ©us te salve!
Esto en el caso de los griegos; y ¡Salve! en caso de los romanos.
Con la llegada del cristianismo la contestaciĂłn al estornudo se tornĂł en ¡JesĂșs!, o ¡JesĂșs MarĂ­a! que para los pequeños es: ¡ACHUMARÍA!, todo para protegernos de los malos hados de los estornudos.
Dada la mutaciĂłn peligrosa que estĂĄ tomando nuestra existencia, las personas de buena fe vamos a tener que llevar siempre en nuestra boca esta expresiĂłn.
Si navegamos en la violencia: ¡JesĂșs MarĂ­a!
Si entramos en campaña electoral: ¡JesĂșs MarĂ­a!
Si tenemos que manejar dinero, prestarlo, pedirlo prestado, o solo comprar: ¡JesĂșs MarĂ­a!
Si entramos en las redes sociales: ¡JesĂșs MarĂ­a!
Si leemos, vemos o escuchamos las noticias dĂ­a a dĂ­a: ¡JesĂșs MarĂ­a!
Si hablan de nosotros por la espalda, o nos miran por encima del hombro: ¡JesĂșs MarĂ­a!
Si etc., etc...
¡JESÚS MARÍA!
Como siga la cosa como va, si proseguimos nadando en el desconcierto, la "maleducancia", el ansia de poder, y el consumo extremo, a JesĂșs y MarĂ­a, desgraciadamente, acabaremos borrĂĄndole el nombre.



































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