No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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23 diciembre 2018

¡CUATRO, SOLO CUATRO!

La otra mañana, en mis caminatas "mañaneras", pasé por un centro comercial de Sevilla, uno de esos grandes con supermercado incluido.
En la acera, cerca de la entrada, había seis o siete chicos riéndose a carcajadas limpias, parecía que se estaban divirtiendo en grado sumo; uno voceaba a los cuatro vientos:
- ¡Me han quedado, seis!
- Jajajaja, reĂ­an al unĂ­sono todos.
- ¡Pues a mĂ­ cuatro, sĂłlo cuatro!
Y le contesta es mås imbécil de todos:
- Pues tus padres estarĂĄn muy contentos, porque a mĂ­ me han quedado todas.
De repente se me vinieron a la mente los años del colegio, aquellos dĂ­as en los que los maestros entregaban los "boletines de notas", esos boletines en los que desde los seis años eras valorado con nĂșmeros y no con palabras o frases.
Cuando el maestro (no profe, ni colega, ni Pepe, ni mierdas) se disponĂ­a a entregar los boletines, empezaban a sudarte las manos, ese sudor frĂ­o que aparece en las esperas de los momentos importantes; repasabas mentalmente las asignaturas...
-¿EstarĂĄn todas bien?
-¿Se me habrĂĄ escapado algo?
CogĂ­as el boletĂ­n, lo abrĂ­as y todo estaba bien, pero no demasiado bien,  como tus padres lo deseaban, despuĂ©s de saber lo que les costaba que pudieras acceder a esos estudios y las privaciones que sufrĂ­an para  poder pagarlos.
Los chicos que escuché ayer, no digo que sean malos, ni deslavazados, ni inconscientes, ni siquiera tontos, son imbéciles, y que me perdonen los imbéciles.


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