Perdonar es una palabra que nos llega, cómo no, del latín: "per" (indica acción, completa y total) y de "donare" (regalar), por lo que perdonar literalmente sería: un acto de completa dádiva o generosidad de parte del que lo hace; así mismo, "donare" está asociado a regalo, virtud, piedad y también, con el prefijo "per" delante, puede aplicarse a perdonar; por regalo, por virtud, o por piedad.
Este vocablo me recuerda...
Cuando nos presentamos mi amigo Jesús Andrés Pérez y este que escribe al concurso de TVE: "Gente joven" ; fuimos a las audiciones previas al teatro San Fernando de Sevilla, nos acompañábamos solo con mi acústica ya que no llevábamos partitura de la canción para que la tocara el recordado maestro Ibarbia.
Por cierto, el solo de trompeta de esta canción del Dúo dinámico, al no tener libreto, ni orquesta, lo tuve que hacer yo silbando. ¡Puff!
Lógico que no nos aceptaran; pero al año siguiente quedamos segundos en el casting con una canción compuesta por mí letra y música: "Mi profesión" ¡Uy, casi vamos a Madrid!.
Los perdono, ellos se lo perdieron. Je, je.
El perdón sincero es beneficioso para ambas partes, para el que se equivoca o hace algo mal y para el que recibe el daño; el primero, o primera, se descarga de la culpa y el segundo se deshace también de su malestar por ello.
En otro orden de cosas está el pedir perdón por confesión, éste como poco, va acompañado de una penitencia, y nunca comprendí porqué; si cualquier persona tiene la capacidad de perdonar una afrenta sin imponer ningún tipo de penitencia al perdonado ¿Cómo es posible que Dios todopoderoso y de bienaventuranza infinita, no tenga esa capacidad?
"El perdón se sustenta en cuatro pilares, a saber: Estar arrepentido, querer el perdón, pedirlo y que se conceda."
No hay comentarios:
Publicar un comentario