Ya he dicho en varias ocasiones que para comer, lo que se dice comer, hoy en día en España no se necesita dinero; hay muchos estamentos sociales que reparten comida a los más necesitados, incluso a los no "tan necesitados"; comida y materiales imprescindibles de aseo, pañales, y un largo etcétera.
En algunos casos estas instituciones y bolsas de caridad de las hermandades de Semana Santa (por aquí abajo es así) se hacen cargo de recibos de luz, de recibos de agua, y también muchas veces un sitio donde dormir y asearse.
Lo que no van a pagar nunca es un móvil, bebidas alcohólicas, tabaco, en algunos casos drogas, y ropa (también hay depósitos de ropa usada para satisfacer a los necesitados).
Lo mismo, que hace unos tres años pagué un bocadillo de jamón a una persona que venía pidiendo por las mesas del bar donde estaba, y este tipo (no tengo otra palabra) lo tiró a la basura en la misma esquina de la calle, cosa que me advirtió el camarero del bar; ayer, circulaba por las redes sociales, un vídeo de una persona morena que literalmente tiraba cuatro cajas de bocadillos (según decía el improvisado locutor) al cubo de la basura; cuando el que grababa se acercó al contenedor y abrió las cajas, encontró unas barras de pan envueltas en plástico y metidas en las susodichas cajas.
No se llega a ver si el pan era duro o blando, si tenía algo dentro o no, y si estaban aptos para el consumo.
Otra de las cosas que circula, y bien, son los inmigrantes recién llegados a Canarias, casi cada uno con un móvil en la mano.
Hay mil cosas que no tienen explicación, hay muchas preguntas con pocas respuestas, y lo que si pulula por el ambiente es una sensación de cabreo que ni te digo.
Si no hay para comer, el resto de gastos no tienen sentido.
No todos podemos tener de todo.
"Cuando una rodaja de pan es un banquete, no se puede gastar dinero en tabaco".
Y apliquémonos esta frase a todos, desde el gobierno hasta el último mono.
Foto extraída de la página: istockphoto.com |
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