El otro día estábamos comiendo con una buena amiga; hacía tanto tiempo que no tomábamos algo, que el recuerdo de la última cerveza se había difuminado con el paso del tiempo remontándose a la procesión extraordinaria de Nuestra Señora de la Soledad de agosto de 2019. Lo ha pasado mal, bastante mal, pero para mi satisfacción la encontré muy recuperada y pudimos disfrutar de una entrañable velada.
Hablamos de tantas cosas que teníamos atrasadas, que en una de esas, apareció la conversación de la separación de una pareja.
A la opinión mía de que tendríamos que escuchar las dos versiones de los componentes de la pareja, tanto de uno como del otro; ella, con esa voz suave de la que hace gala, con esa pausa que la lleva a ser comedida en sus opiniones, me abrió un camino nuevo a al hora de juzgar cualquier cosa en esta vida.
- En cualquier separación siempre habría que escuchar tres verdades.
- La verdad de uno, la verdad del otro, y después estará la verdad real.
Y esto de las tres verdades se puede aplicar a cualquier cosa en la vida, siempre que haya dos puntos de vista dispares.
Por eso, quizás debemos comprender que ninguno de los políticos del espectro de nuestro país tiene enteramente la razón de lo que pasa, de lo que dice, de lo que hace, o incluso, de lo que piensa.
Para el partido del gobierno en ese momento, todo serán verdades, todo lo que hagan estará bien hecho, todo lo que digan será "lavangelio"; y en cambio, para la oposición, todo será mentira, todo estará mal hecho, y nada de lo que digan habrá que creerlo.
Y en este caso, como en todos los demás, jamás sabremos cual será la tercera verdad, la verdad real y la que representará fielmente lo sucedido.
Y si no, podéis leer el relato de la batalla de Quadesh del 1247 a.c., en las que las tropas de Ramses II faraón de Egipto se enfrentaron a las de Muwatalli gran jefe del imperio hittíta.
Para los relatadores egipcios venció Ramses, para los hitítas, Muwatalli; pero lo que en realidad pasó, y así lo determina la historia, es que después de esa batalla, terminada en empate, firmaron un tratado de paz que duró muchos años.
Probablemente nuestros descendientes, el que los tenga, sabrán; dentro de dos o tres generaciones lo que pasó, la historia pondrá a cada uno en su sitio, como hizo en tantas ocasiones.
Foto extraída de la página: artesanadelavida.com |
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