EL TIEMPO ES EFÍMERO.

Querido amigo José Luís, siento lo de tu chaqueta y tu pantalón blanco.

Cuando dejas de trabajar no sospechas que habrá gente que todavía  te recuerda y realmente te quiere.

Nunca podrás saber, Pepe Gervasini, como se ha hablado de tu persona esta tarde, en especial Agu y Lombas; tampoco podrá sospecharlo Pepe Luís Barea, ni tampoco Miguel Casas padre, que en paz descanse, cómo se habló de ellos.

Hemos recordado a tu padre, Antonio Perea, y también Agustín nos ha evocado nuestros números de cuenta de la oficina principal, cosa que ni yo me acordaba.

Antonio Pérez has estado muy recatado, al igual que tú Manolo López; Paco Hidalgo, como siempre, has estado como si flotaras por encima de todos nosotros con tu halo de sutileza. Querido Pepe Guerrero, como continuamente, cuando has hablado, ha subido el pan. 

Y José Antonio Lomas, tu memoria es primordial para poner en pie todas nuestras vicisitudes.

¿Sabéis una cosa?

Que hace casi cincuenta años que os conozco, pero que, en esos cincuenta años,  no se desvía ni una pizca de mi amor por vosotros.

Le comentaba a Agustín por lo bajini, cada cual tiene su ideología política, sus sentimientos políticos y futbolísticos, pero en realidad lo que somos, es un buen ramillete de compañeros y amigos.

La vida, a veces, es justa. Os quiero.

El tiempo, casi siempre es efímero, pero con vosotros siempre se hace eterno.

Foto gentileza de mi amigo Antonio Perea.