Esta palabrita tiene su guasa, porque significa insultar o también, soltar un improperio.
Utilizar el dicterio es, aparte de una falta de educaciĂłn, es una falta de cultura.
Se puede, o se debe responder a un insulto con cultura, con arte, con sabidurĂa, o incluso con gracia; porque si respondes a un dicterio con otro dicterio, o con un insulto mĂĄs grande, lo Ășnico que haces es ponerte al mismo nivel que tu interlocutor. Y el, o la, que lo sigue lo consigue.
La mayorĂa de las sartas de dicterios, cada vez con el tono mĂĄs elevado, y mĂĄs seguidos, al final, a donde llegan es a las manos.
Vivimos en un mundo lleno de dicterios, de los que se pueden detallar algunos...
El que se cree mĂĄs culto, mĂĄs inteligente, mĂĄs fuerte, mĂĄs guapo; el que cree que lleva la razĂłn, que estĂĄ en posesiĂłn de la verdad; todos y todas insertan dicterios en su forma de habar o actuar.
El listo, el inteligente, normalmente no se vanagloria de ello insultando a sus congéneres.
En la RAE determinan, simple y llanamente, que un dicterio es un insulto.
Pues vaya si hay dicterios.
Foto de pueblo. |
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