Hay infinidad de intersticios en la vida, en el mundo; unas veces odiosos, otras necesarios, otras veces no necesitados y otras muchas veces deseados, y en ocasiones ansiados.
Un intersticio entre ladrillos es por donde salen esas indeseables ramitas que poco a poco van deteriorando la mezcla que los une, mucho mĂĄs si tienen poco cemento.
Lo mismo pasa entre lo adoquines de las calles, donde siempre aparecen ramilletes de yerbas que pareciera que emergieran de las profundidades.
Siempre debe de haber un intersticio entre los polĂticos de partidos opuestos, e incluso del mismo partido.
Entre los mĂĄs deseados son los que debe haber en la cama donde dos personas duermen (digo bien, cuando duermen) juntas, pequeño, Ănfimo, pero intersticio al fin y al cabo.
Y el que mĂĄs ansĂo, el que mĂĄs deseo, es el intersticio que hay entre tus labios y los mĂos; un intersticio que los mantenga siempre cerca.
Intersticio, o espacio pequeño entre dos cuerpos, o entre dos partes de un mismo cuerpo.
Foto de mi amiga Juani Mora. |
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