Para llevar el timón del Ayuntamiento hacen falta unas buenas jarcias; lo mismo que para dirigir una Autonomía o al mismísimo Estado.
Una institución, no deja de ser un velero que tiene que navegar correctamente por los mares de los aprovechados, los necesitados, los empresarios, los trabajadores, la sanidad, la educación, el deporte, y tantas y tantas tormentas a las que se tienen que enfrentar, y esas tormentas no serán de ninguna forma superadas sin unas buenas jarcias.
Por ello, las jarcias deben estar bien cuidadas, no podridas; han de ser renovadas cuando se estén estropeando, y por supuesto eliminadas y sustituidas se se pudren.
Las jarcias son el baluarte de los veleros, se estiran y se aflojan, según lo necesite, aguantan los vendavales y las tormentas, y siempre tienen que estar disponibles para todo lo que el velero necesite.
Las jarcias que salieron electas el pasado domingo veintiocho de mayo, y que hasta ahora están sueltas, deberán amarrarse definitivamente al velero que dirija el Ayuntamiento o la Comunidad; al igual que pasará el próximo veintitrés de julio.
Ser una buena jarcia significa:
Hacer el trabajo que se te ha encomendado lo mejor posible y honestamente.
No aprovecharte de que estás atado, o atada, al timón del barco.
Capturar buenas posibilidades de crecimiento para el barco.
Y por supuesto no dejar nunca a la deriva a dicho bajel.
Tres cosas solamente, pero ya verás...
Jarcia: Conjunto de los aparejos y cabos de una embarcación; conjunto de instrumentos y redes para pescar.
Por cierto, mucha suerte para para todos este mes.
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