Hay una forma de hacer polĂtica de muchos y muchas asalariados de la polĂtica, el ventilador.
Se estudia en primero de polĂtica incoherente, en la asignatura: como eximirte de todas tus culpas, errores y responsabilidades no acometidas y de promesas incumplidas.
Es una teorĂa ya usada desde tiempos inmemoriales por los chicos y las chicas cuando incurrĂan en desobediencia con sus padres.
Si llegabas tarde a casa, borrachĂn, tocado, sucio, o cualquiera sabe cĂłmo, lo mejor, para que no te riñeran era entrar en casa riñendo tu...
-¡Vaya tela el h.p. del Seat cĂłrdoba blanco, por poco no me mata de un porrazo, menos mal que he estado rĂĄpido y lo he podido evitar!
Cuando con la tunda que llevabas, lo mĂĄs probable es que no hubieras evitado toparte ni con una farola si la hubieras enfrentado en tu camino.
Pues, lamentablemente, con muchos de nuestros polĂticos y polĂticas lo mismo.
Entran en una rueda de prensa, o en un mitin, o en una simple entrevista, con un ventilador y un paquete cerrado bajo el brazo.
Ponen el ventilador encima del atril donde deberĂan de hablar o en la mesa, y en cuanto le preguntan, sacan el paquetito de mierda, lo ponen delante del ventilador, y lo encienden. ¡Ea, ya he contestado a todos y a todas!
Todos esos ventiladores mejor haberlos puesto en las mesas electorales para refrescar.
Veremos a ver si no me dicen algo del ventilador que hemos tenido que comprar para poder soportar ese dĂa electoral del 23 de julio en la mesa.
¡MĂĄs calor que en la feria!
Una verdadera feria, la de Sevilla. |
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