Una pareja de ancianos con casi ochenta y pico de años, y más de sesenta años de casados, atendía a una entrevista de un presentador de televisión.
-¿Cómo les fue la vida?
-Bueno, contestó ella, no nos ha ido mal, tuvimos suerte, mucha suerte, tuvimos tres hijos, ya mayores, tenemos cinco nietos, y una biznieta, y lo mejor de todo es que están sanos.
-Pasamos, contestó él, penurias en la postguerra, las cartillas de racionamiento, pero con el trabajo extra en la huerta, la verdad es que nunca nos faltó para comer.
- ¿Estuvieron mucho tiempo de novios?
- La verdad es que sí, contestó él, siete largos años, pasando por las noches cerca de la reja de su casa para poder verla y hablar con ella.
-A mi me gustaba que él viniera a verme, contestó ella, se me iluminaba la cara cuando llamaba a través de la ventana.
- ¿Cuál es el secreto para mantenerse juntos después de sesenta años?
Ahora contestó él:
-Nacimos en un tiempo en el que si algo se rompía, se arreglaba, no se tiraba a la basura.
Y yo añado a esta respuesta:
Que no se tiraba a la basura, si esa rotura tuviera un posible arreglo, digo yo, porque si no tenía arreglo...
¿Qué harías conviviendo con algo roto sin una posible reparación?
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Foto de mi colección particular. |
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