No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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27 abril 2025

UN VIEJO VERDE..

Hoy, cuando escuchamos la frase "ser un viejo verde", enseguida pensamos en un hombre maduro o anciano que, lejos de envejecer con recato, se entrega a piropos incómodos, miradas insinuantes y conductas lujuriosas hacia personas más jóvenes. Le expresión tiene carga negativa, casi de burla...
Pero no siempre fue así.
Hace siglos, en los grandes tiempos del imperio Romano, el color verde tenía un significado muy diferente. No representaba inmadurez, como hoy solemos asociarlo, sino todo lo contrario: vitalidad, fuerza y lozanía. El adjetivo latino "viridis" (verde) describía aquello que rebosaba savia nueva y vida: los árboles... y también las personas.
Virgilio, detalla al barquero Caronte como viejo y canoso, pero con una vejez "briosa y verde"; en aquel tiempo un viejo verde, era alguien, que pese a su edad, conservaba su vigor físico y su energía interior.
Fue mucho después, hacia el siglo XVIII, que el sentido de la expresión empezó a torcerse. En un mundo que se volvió más moralista y rígido, esa vitalidad desbordante en la vejez comenzó a ser vista con desconfianza. Los hombres mayores que insistían en coquetear a jóvenes, o a mantenerse en ambientes juveniles, ya no eran admirados, sino criticados. La "lozanía" se convirtió en sinónimo de "inmadurez" (estar verde) y "desatino".
Así nació el significado peyorativo que hoy conocemos: el de un hombre que, pese a la edad, se comporta con un deseo fuera de lugar, ridiculizado por su incapacidad de aceptar el paso del tiempo.
Y así, de la vitalidad celebrada a la burla popular, "ser un viejo verde" pasó de ser una halago... a convertirse en una advertencia.
¡Lástima!
Yo me confieso un viejo verde, y blanco.

Flores verdes de mi amiga Toñi Domínguez.


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